¿Por qué España sigue
teniendo unas altas tasas de abandono escolar en los últimos años? ¿Cómo
podemos abordar este problema? El pasado mes de Julio, el Ministerio de
Educación publicó los
últimos datos de abandono escolar en nuestro país. Dicha cifra se situaba
en el 18,2%, por debajo de los datos del primer trimestre (18,5%). Podemos
valorar estas cifras como algo positivo puesto que implica que cada vez más
jóvenes apuestan por la formación para seguir ampliando sus conocimientos y
capacidades. Esto no es solamente positivo para ellos sino para el conjunto de
la ciudadanía ya que se traduce en la posibilidad de más empleo y oportunidades
profesionales.
Sin embargo, los datos recientes se sitúan por debajo del
compromiso de España con la Unión Europea:
Reducir la tasa de abandono escolar hasta el 15%. Comparándolo con los
datos de 2006, las cifras se situaban en el 30,6%, momento en el cual el
país atravesaba una situación económica en crecimiento y muchos jóvenes
abandonaban los estudios ante la posibilidad de lograr un trabajo y un buen
salario sin grandes dificultades. Era el momento en el cual teníamos un 8% de
paro, una de las cifras más bajas de desempleo que España ha tenido en los
últimos años.
El abandono escolar no es ninguna broma y hay otros
países de la Unión Europea que han logrado ya alcanzar sus objetivos para
2020 como Suecia (6%) Austria (7%) y Dinamarca (8%). El objetivo de la UE está
claro: conseguir que el mayor número de
personas tenga una formación básica. Los
datos hablan por sí solos. En el año 2016, el 42% de las ofertas publicadas exigían como requisito mínimo
disponer de un título universitario. En el polo opuesto, se situaban aquellas
ofertas que sólo exigían graduado escolar y ESO que constituían el 10% del total.
¿Y qué podemos hacer
en nuestro país? La respuesta está clara: invertir. En un informe
publicado por CCOO, titulado ¿Por qué
la población joven abandona los estudios?, señala que el retorno de los
jóvenes a los estudios costaría 3500 millones de euros. Además, apunta 2 factores
en la evolución del Abandono Educativo
Temprano (AET)que son: factores educativos (influida
por una política educativa cambiante en los últimos años) y factores sociolaborales (relacionada con la baja
cualificación necesaria para el desempeño de diferentes actividades profesionales
durante el período de 2000-2008). Debemos matizar que la AET es el porcentaje
de jóvenes entre 18-24 años que han abandonado los estudios con una titulación
inferior a la postobligatoria, es decir, sin tener, al menos, una Formación
Profesional de Grado Medio o Bachiller.
En líneas generales, podemos plantear múltiples medidas para
tratar de cumplir nuestro compromiso con la UE para el año 2020. Sin embargo,
creo que, sobre todo, deberíamos apuntar en 3 direcciones: apostar por la Formación Profesional
cubriendo las demandas de estas enseñanzas; fortalecer las medidas de apoyo y refuerzo y atención a la diversidad para
colectivos en situación de AET; y consolidar
el vínculo entre el sistema educativo y el mercado de trabajo que permita a los
alumnos estar en contacto con la realidad laboral ampliando sus competencias
básicas. Un reto para todos los que queremos mejorar nuestra educación.