El desarrollo de las
nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ha supuesto una
innovación en el funcionamiento de diferentes áreas entre las que podemos
destacar las producidas en el ámbito educativo. Su progresión ha modificado una
manera diferente de adquirir conocimiento ya que el alumnado no necesita tener
un profesor delante para ello sino que dispone de una serie de herramientas que
le permite hacerlo, incluso, de generarlo y compartirlo. Este cambio de
paradigma lo hemos podido ver en las propias aulas donde, en tan solo unos
pocos años, diferentes equipos informáticos han quedado obsoletos y sustituidos
por sistemas de Gestión de aprendizaje
(LMS) y aulas virtuales mediante los cuales se
produce un cambio en la interacción entre alumnado y profesorado en las que las
variables de espacio y tiempo no están sometidas a cambios.
Debido a esta
irrupción en la educación, las TIC constituyen
herramientas útiles para la
adquisición y el desarrollo de las competencias anteriormente señaladas. Entre
otros ejemplos podemos destacar los e-portfolios, comunidades virtuales
y la nube o cloud computing donde se almacenan datos en formato digital. El
aspecto común de todas estas herramientas es la posibilidad de crear y
participar en nuevos entornos personales
de aprendizaje que permitan al alumnado desarrollar distintas competencias
clave, “al mismo tiempo que se potencia,
en gran medida, la educación a distancia y virtual”(Álvarez Cubero y otros,2015).
Con todo ello, el alumnado ha pasado a desempeñar
un papel activo en su aprendizaje. Gracias a las TIC, los alumnos disponen de
herramientas digitales para generar y adquirir información. Entre dichas
herramientas podemos destacar los blogs,
wikis o redes sociales los cuales les sirven como herramienta de
comunicación con otros usurarios además de que les permite desarrollar otras “competencias clave como son el pensamiento
crítico, la autonomía, la iniciativa, el trabajo colaborativo y la
responsabilidad individual” (Esteve, 2009).
Con esta nueva situación tenemos, en la actualidad,
un contexto particular. Por una parte, nos encontramos con una interacción
entre profesorado y alumnado por medios telemáticos posibilitándole, a éste
último, gestionar su propio ritmo de aprendizaje fomentando
su autonomía. Por otro, los nuevos roles que deben desempeñar tanto profesores
como alumnos donde los primeros adquieren más papel como tutor convirtiéndose
el seguimiento del alumnado en un elemento transcendental durante su
aprendizaje mientras que los segundos pueden desarrollar un papel más activo en
sus ritmos de estudio fomentando la cultura colaborativa con otros compañeros y
disponiendo de mayor accesibilidad a diferentes recursos didácticos.