¿Debemos considerar como algo obligatorio la necesidad de que los alumnos realicen deberes en casa tras la jornada escolar? ¿Existe alguna ley que los profesores puedan sancionar a sus alumnos en el caso de que no realicen dichas tareas? Estas son algunas de las preguntas que muchos padres se plantean actualmente en relación a la cantidad de deberes escolares que deben realizar sus hijos en casa. Y es que, según un sondeo de Metroscopia para El País, el 61% de los encuestados consideraban que los deberes escolares que los niños deben realizar en casa son demasiados.
De acuerdo con la OCDE, en el año 2012, el número de horas
semanales que los alumnos españoles dedican a los deberes son de 6,5 horas siendo la media de la OCDE de 4,5 horas. Sin embargo, un dato curioso es que el país donde los alumnos dedican menor cantidad de tiempo a los deberes es Finlandia, ejemplo para muchos países por su sistema educativo y por los buenos resultados que obtiene en el informe PISA. ¿A qué puede ser debido esto? ¿Significa que a menor cantidad de horas semanales para los deberes, mayor rendimiento académico de los alumnos en la escuela?
En palabras de Jesús Salido, presidente de la Confederación de Asociaciones de Padres de Alumnos (CEAPA), "queremos respuestas para que las familias puedan solventar una cuestión que está condicionando sus vidas". De hecho, la CEAPA inició una iniciativa a través de una web, en la que pretendía un freno de los deberes en el mes de Noviembre. En esta misma línea, Eva Bailén, una madre de un niño de 10 años, inició una petición en Change.org, donde se plantea la racionalización de los deberes en el sistema educativo español. A día de la publicación de este post, lleva más de 200.000 firmas.
En el año 2012, hubo una rebelión de padres en Francia por la cantidad de tareas escolares que sus hijos tenían que realizar después del colegio. Algunas de las posturas que defendían fueron las siguientes: los deberes causan tensiones entre padres e hijos al tener los primeros que ejercer como profesores; extensión innecesaria de la jornada escolar de los alumnos puesto que deben continuar sus tareas en casa compaginándolo, en algunos casos, con actividades extraescolares lo que provocaría un aumento del estrés; aumento de las desigualdades entre los niños que pueden contar con ayuda de padres y academias y los que no por cuestiones económicas o de incompatibilidad horaria; etc.
La racionalización de los deberes en nuestro sistema educativo no pasa por "eliminarlos" sino de "limitarlos". Obviamente, no podemos considerar de igual manera un alumno de primaria que uno de secundaria puesto que el segundo tiene un nivel de madurez y autonomía mayor respecto al primero. En este sentido, existe una regla conocida como la de 10 minutos, que implica el tiempo de dedicación de las tareas en función del curso (por ejemplo, 10 minutos en primero de primaria, 20 minutos en segundo, etc). Harris Cooper, profesor de la Universidad de Duke y uno de las personas que más ha investigado este tema, afirma que "los alumnos que hacen tareas parecen tener mejores resultados que los que no pero en cantidades adecuadas a su nivel de desarrollo". Sin duda, un aspecto a reflexionar.
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