¿Cuál es el principal objetivo de la educación? ¿Se trata de que los alumnos adquieran la mayor cantidad de conocimientos posibles para acceder al mercado laboral cuando llegue la ocasión? Muchos estarán de acuerdo con esta postura. El camino a seguir consistiría en incorporar más contenido curricular, más horas de estudio favoreciendo una solución al paro estructural y/o el fomento del emprendimiento. Sin embargo, esta medida no resulta suficiente para conseguir los objetivos planteados. La incorporación de más dedicación al estudio no favorece otro de los aspectos esenciales en el período educativo: el desarrollo del carácter. Y cuando hablo de carácter me refiero aquellas habilidades y capacidades necesarias para abordar el aprendizaje y que servirán al alumno a dar sentido a su formación no sólo desde el punto de vista intelectual sino, también, en el área afectiva, ejecutiva y social.
Pondré un ejemplo. No hay dudas de que las matemáticas es una
las asignaturas más importantes en el sistema educativo pero ¿para qué le puede servir el aprendizaje de las matemáticas a un alumno?. Actualmente, la sociedad digital viene determinada por el uso de las nuevas tecnologías. Uno de los dispositivos electrónicos más usados por los jóvenes son los smartphones cuyas utilidades son múltiples (conexión a internet, juegos, geolocalización). Pues bien, entre esas utilidades destaca, también, la descarga de apps para diversos usos (juegos, pasatiempo, información). Una de las profesiones más demandadas en el futuro será la necesaria incorporación de profesionales capaces de desarrollar apps para smartphones siendo un requisito necesario que conozcan el lenguaje de programación del sistema operativo y para ello es básico el dominio de las matemáticas. Con esta realidad, ¿no podemos motivar a los más jóvenes en el aprendizaje de asignaturas mediante el establecimiento de metas?.
La adquisición de conocimiento no sirve de nada sin la combinación de habilidades que potencien ese aprendizaje. Por primera vez en la historia, el conocimiento se ha convertido en algo de fácil accesibilidad. No obstante, la responsabilidad de los educadores es guiar al alumno para su desarrollo personal, social y afectivo. Ya hay centros que están poniendo a prueba estos métodos como las guarderías municipales de Lleida, los jesuitas de Barcelona o el colegio Montserrat de Vallvidrera. Este tipo de iniciativas pueden ser tomadas como ejemplos y vienen a marcar una nueva era en la educación. La cuestión es, si favorece ¿por qué no empezar a ponerlo en práctica?.
Pequeño espacio donde reflexiono y aporto mi granito de arena a la mejora de la educación y la formación.
domingo, 19 de abril de 2015
jueves, 2 de abril de 2015
El potencial del alumn@ en la sociedad digital
Vivimos años de cambios complejos marcados, entre otras razones, por la evolución tecnológica. Las Revoluciones Industriales Primera y Segunda que tuvo lugar a principios del siglo XIX y principios del siglo XX, respectivamente, provocaron una nueva configuración de un modelo de sociedad que afectó a las áreas económicas, científicas y educativas. Las principales características de este actual cambio son las siguientes: por una parte, una superpoblación mundial que plantea la necesaria distribución de recursos (sabemos que los recursos del planeta son limitados) y, por otra, la conjunción de las tecnologías de la información y de la comunicación (área digital) junto con la apuesta de las energías renovables provocando que trabajos tradicionales hayan dejado de ser básicos.
Los cambios citados anteriormente configuran la realidad del
contexto social-económico en el que nos vamos a tener que desenvolver durante los próximos años. Lejos de reflejar un catastrofismo a la realidad actual y futura, la misma nos ofrece una serie de retos y posibilidades donde cada uno de nosotr@s tiene mucho que aportar. Como refleja en su libro José Antonio Marina, La educación del talento, "la realidad sólo permite responder preguntas, sin embargo, el mundo de las posibilidades genera infinidad de ideas y soluciones". Por lo tanto, la Educación y Formación del individuo a lo largo de su vida va a constituir un elemento clave en nuestra sociedad ya que va a provocar dos efectos: en primer lugar, el individuo se convertirá en protagonista activo de su vida que le llevará a tomar decisiones importantes a lo largo de la misma y, en segundo lugar, su educación y/o formación debe potenciar su creatividad y talento, dentro del escenario en el que nos movemos, para la generación de alternativas y búsqueda de soluciones a los problemas actuales.
Pero el aspecto más importante es no infravalorar jamás el potencial humano y la capacidad de la sociedad para superar los inconvenientes que se plateen en una época determinada. La evolución de nuestro cerebro puede servir de ejemplo. A lo largo de miles de años, el ser humano ha evolucionado a nivel cerebral incorporando nuevas capacidades cognitivas, lingüisticas y sociales. Todo ello fruto de la resolución de problemas y adaptación al medio. Actualmente, la hiperestimulación de las nuevas tecnologías y el uso de dispositivos electrónicos provocan, también, cambios a nivel cerebral. El uso adecuado de los mismos es una oportunidad que podemos generar. Algunos centros ya los usan realizando videoconferencias con alumnos de otros países para practicar el idioma o para que los alumnos creen blogs desarrollando sus habilidades de escritura y creatividad. Está claro que vamos hacia un cambio inevitable pero mejorar es una opción.
Los cambios citados anteriormente configuran la realidad del
contexto social-económico en el que nos vamos a tener que desenvolver durante los próximos años. Lejos de reflejar un catastrofismo a la realidad actual y futura, la misma nos ofrece una serie de retos y posibilidades donde cada uno de nosotr@s tiene mucho que aportar. Como refleja en su libro José Antonio Marina, La educación del talento, "la realidad sólo permite responder preguntas, sin embargo, el mundo de las posibilidades genera infinidad de ideas y soluciones". Por lo tanto, la Educación y Formación del individuo a lo largo de su vida va a constituir un elemento clave en nuestra sociedad ya que va a provocar dos efectos: en primer lugar, el individuo se convertirá en protagonista activo de su vida que le llevará a tomar decisiones importantes a lo largo de la misma y, en segundo lugar, su educación y/o formación debe potenciar su creatividad y talento, dentro del escenario en el que nos movemos, para la generación de alternativas y búsqueda de soluciones a los problemas actuales.
Pero el aspecto más importante es no infravalorar jamás el potencial humano y la capacidad de la sociedad para superar los inconvenientes que se plateen en una época determinada. La evolución de nuestro cerebro puede servir de ejemplo. A lo largo de miles de años, el ser humano ha evolucionado a nivel cerebral incorporando nuevas capacidades cognitivas, lingüisticas y sociales. Todo ello fruto de la resolución de problemas y adaptación al medio. Actualmente, la hiperestimulación de las nuevas tecnologías y el uso de dispositivos electrónicos provocan, también, cambios a nivel cerebral. El uso adecuado de los mismos es una oportunidad que podemos generar. Algunos centros ya los usan realizando videoconferencias con alumnos de otros países para practicar el idioma o para que los alumnos creen blogs desarrollando sus habilidades de escritura y creatividad. Está claro que vamos hacia un cambio inevitable pero mejorar es una opción.
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