¿Cuál es el principal objetivo de la educación? ¿Se trata de que los alumnos adquieran la mayor cantidad de conocimientos posibles para acceder al mercado laboral cuando llegue la ocasión? Muchos estarán de acuerdo con esta postura. El camino a seguir consistiría en incorporar más contenido curricular, más horas de estudio favoreciendo una solución al paro estructural y/o el fomento del emprendimiento. Sin embargo, esta medida no resulta suficiente para conseguir los objetivos planteados. La incorporación de más dedicación al estudio no favorece otro de los aspectos esenciales en el período educativo: el desarrollo del carácter. Y cuando hablo de carácter me refiero aquellas habilidades y capacidades necesarias para abordar el aprendizaje y que servirán al alumno a dar sentido a su formación no sólo desde el punto de vista intelectual sino, también, en el área afectiva, ejecutiva y social.
Pondré un ejemplo. No hay dudas de que las matemáticas es una
las asignaturas más importantes en el sistema educativo pero ¿para qué le puede servir el aprendizaje de las matemáticas a un alumno?. Actualmente, la sociedad digital viene determinada por el uso de las nuevas tecnologías. Uno de los dispositivos electrónicos más usados por los jóvenes son los smartphones cuyas utilidades son múltiples (conexión a internet, juegos, geolocalización). Pues bien, entre esas utilidades destaca, también, la descarga de apps para diversos usos (juegos, pasatiempo, información). Una de las profesiones más demandadas en el futuro será la necesaria incorporación de profesionales capaces de desarrollar apps para smartphones siendo un requisito necesario que conozcan el lenguaje de programación del sistema operativo y para ello es básico el dominio de las matemáticas. Con esta realidad, ¿no podemos motivar a los más jóvenes en el aprendizaje de asignaturas mediante el establecimiento de metas?.
La adquisición de conocimiento no sirve de nada sin la combinación de habilidades que potencien ese aprendizaje. Por primera vez en la historia, el conocimiento se ha convertido en algo de fácil accesibilidad. No obstante, la responsabilidad de los educadores es guiar al alumno para su desarrollo personal, social y afectivo. Ya hay centros que están poniendo a prueba estos métodos como las guarderías municipales de Lleida, los jesuitas de Barcelona o el colegio Montserrat de Vallvidrera. Este tipo de iniciativas pueden ser tomadas como ejemplos y vienen a marcar una nueva era en la educación. La cuestión es, si favorece ¿por qué no empezar a ponerlo en práctica?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario